Cada 8 de marzo las calles se tiñen de morado, pero también tienen presencia los colores verde, naranja y rosa, colores que van más allá de lo estético y representan décadas de lucha, memoria y resistencia. Su simbolismo está profundamente arraigado en la historia del movimiento feminista y las causas que defiende. Por ello, te explicamos que representa cada uno de los colores.
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Morado: el color del 8M
A pesar de que no puede rastrearse con exactitud el origen del uso de los colores dentro del movimiento del 8M, muchos coinciden con que el morado tiene sus raíces en el movimiento sufragista de principios del siglo XX.
Movimiento en el que las activistas británicas adoptaron el verde, blanco y morado como emblema de su lucha por el derecho al voto, según nos cuenta la creadora de contenido "Estupenda Marques".
El verde representaba la esperanza, el blanco la pureza de ideales y el morado la dignidad y la libertad. Curiosamente, estas iniciales coincidían con el lema en inglés "Give Women Votes" (Den a las mujeres el voto).
Curiosidad es que también coincide con las letras iniciales de los colores utilizados: green, white y violet (verde, blanco y morado).
Sin embargo, este color también tiene un origen trágico. En 1908, un incendio en una fábrica textil de Estados Unidos cobró la vida de 129 trabajadoras. Se dice que el humo de las telas quemadas era morado, y desde entonces, este tono se adoptó, según cuenta la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México.
Verde: la marea que crece
El verde, símbolo del derecho a decidir sobre el propio cuerpo, se convirtió en un emblema del feminismo en 2003 en Argentina, de acuerdo con lo mencionado por la creadora de contenido ya mencionada, cuando activistas lo usaron para exigir el aborto legal, seguro y gratuito.
Desde entonces, el "pañuelo verde" ha trascendido fronteras, representando la autonomía de las mujeres sobre su salud reproductiva y sus derechos sexuales. La "marea verde" sigue expandiéndose y resonando en cada movilización feminista en América Latina y el mundo.
Naranja: el grito contra la violencia de género
El naranja es el color de la lucha contra la violencia de género. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 25 de cada mes como el "Día Naranja", una jornada para visibilizar y erradicar la violencia contra las mujeres y niñas. Su tono vibrante simboliza un futuro libre de agresiones y desigualdad, recordando que la erradicación de la violencia de género es una lucha permanente.
Rosa: memoria y resistencia
En México, el rosa se ha convertido en un símbolo de la lucha contra los feminicidios. Su origen se remonta a las cruces rosas utilizadas en Ciudad Juárez en la década de los 90 para denunciar la ola de asesinatos de mujeres. Desde entonces, el color ha sido adoptado por el feminismo para exigir justicia por las víctimas.
En años recientes, también ha sido usado para visibilizar la violencia que sufren las mujeres trans dentro de un sistema patriarcal que las margina y violenta.
Más que colores, símbolos de lucha
Los tonos que inundan las manifestaciones feministas no son una simple elección estética. Son reflejo de la memoria colectiva, de las heridas abiertas que aún duelen y de la exigencia de justicia.
Al portar un pañuelo, una prenda o un cartel de estos colores, cada mujer rinde homenaje a quienes han luchado antes y refuerza el compromiso de seguir avanzando hacia un mundo más justo para las mujeres.