Cuatro Ciénegas, un lugar en México parecido a Marte: investigadora

Las pozas de Cuatro Ciénegas son el único lugar donde habita la mayor diversidad de bacterias de más de 3 mil 800 millones de años de antigüedad.

Cuatro Ciénegas, un lugar parecido a Marte | Shutterstock
Mexico /

La clave para entender cómo surgió la vida en la Tierra y así comprender la evolución en Marte se encuentra en las pozas de Cuatro Ciénegas, Coahuila, el único lugar donde habita la mayor diversidad de bacterias de más de 3 mil 800 millones de años de antigüedad, señaló Valeria Souza, investigadora del Instituto de Ecológica de la UNAM.

​“Tanto en Marte como la Tierra hay señales de metano que es el primer metabolismo autótrofo donde ellos (las bacterias) hacen su propia azúcar y de metabolismo del azufre tanto en mar como en la tierra, lo cual nos indica que hubo vida en los planetas, lo que no sabemos es si en Marte esa vida se extinguió porque se le fue el agua de encima o esa vida continúa entre las piedras”, expresó.

Las bacterias que estudia Souza se localizan en las pozas o manantiales de Cuatro Ciénegas, las cuales forman estromatolitos, es decir, una especie de estructuras con aspecto de piedra, que encierran el misterio del origen de la vida, pues se trata del lugar con menos fósforo del planeta Tierra, “por eso es un modelo de astrobiología porque el fósforo es raro en todos los planetas y aquí la vida lo arrancó de las piedras a la fuerza”.

Las bacterias que estudia Souza se localizan en las pozas o manantiales de Cuatro Ciénegas | Shutterstock
Cuatro Ciénegas es el mejor análogo tanto de Tierra temprana como de Marte por sus minerales, por la presencia de metano y metabolismo del azufre. Tanto en el cráter Gale (Marte) como en el Churrinche (Cuatro Ciénegas) cayó un meteorito que con el fuego hizo hielo y en Cuatro Ciénegas fue el fuego magmático que movió los continentes por todos lados y esas dunas de yeso son polvo de caracol del jurásico”, señaló la investigadora.

En entrevista con MILENIO, la ecóloga evolutiva explicó que la astrobiología busca análogos de un planeta primitivo, porque lo que van a encontrar para su estudio son bacterias. En 1999, la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por su sigla en inglés) buscó al equipo de Valeria Souza y Luis Eguiarte para emprender un proyecto sobre la diversidad microbiana del Valle de Cuatro Ciénegas.

“El entender cómo inicia la vida en el principio y cómo transforma el planeta en un planeta azul es muy importante para NASA porque entonces el tener un planeta azul con oxígeno es una bio-señal clarísima, pero esa bio-señal tomó alrededor de 4 mil millones de años", dijo.

Explicó que hace 3 mil millones de años ambos planetas tenían mares de la misma profundidad, pero Marte “al ser más chiquito porque no le cayó un planetoide extra (Luna) que a nosotros sí, no pudo contener su atmósfera y por lo tanto no pudo contener su mar por tener menor masa”, sin embargo, esos procesos iniciales dejaron su huella en ambos planetas, que son la presencia de metano y azufre.

“El proceso que originó la vida aquí y allá son diferentes, lo que son iguales son los metabolismos. Si la vida de otro planeta se hizo a base de DNA, RNA y ATP como los nuestros, no tenemos idea, no tenemos ninguna muestra que nos diga cómo se hizo la vida en otro lado nunca la hemos encontrado, por eso es importante entender los procesos de origen de la vida aquí ver esas señales, cómo la atmósfera cambio de color”.

El equipo de Valeria Souza comenzó a colaborar con la NASA en el año 2000 y hasta 2003; posteriormente emprendieron otro proyecto con la NASA de 2010 a 2013, “ahora la agencia en realidad no tiene mucho dinero para este tipo de exploración y menos con Trump”, lamentó.

En noviembre de 2011, el equipo de la investigadora fue invitada a Cabo Cañaveral para el lanzamiento de la misión espacial Curiosity, para tomar muestras de suelo y polvo rocoso marciano, y con ello analizar la capacidad pasada y presente de Marte para alojar vida.

​bgpa​

  • Fanny Miranda
  • Reportera de MILENIO, fan de la naturaleza y cazadora de atardeceres. Por sus trabajos sobre medio ambiente, ha ganado el Premio Aleman de Periodismo Walter Reuter 2022 (2do lugar) y Premio Nacional de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación en 2016, entre otros.

LAS MÁS VISTAS