Ana Blandiana: “Los pueblos felices no tienen poetas”

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En entrevista exclusiva, la ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2024 habla de su quehacer literario, de su compromiso político y el futuro de Europa.

Ana Blandiana, autora rumana. (Foto: Miguel Ruiz Durán)
Ciudad de México /

La flamante Premio Princesa de Asturias de las Letras 2024, Ana Blandiana, que enfrentó dos dictaduras en Rumania con poesía y activismo político, hoy se declara contra la deshumanización. Conciencia ética y estética frente a las dictaduras de Gheorghe Gheorghiu-Dej (1944-1965) y de Nicolae Ceauşescu (1967-1989), la autora de libros como Estrella predadora, La arquitectura de las olas o El reloj sin horas reflexiona sobre cómo ha cambiado su idea de la libertad. “He descubierto que la libertad es una luz que se ve mejor en la oscuridad”, responde a este reportero y asume como “acertada” la comparación que se ha hecho de ella con Juana de Arco, solo en la medida en que la Doncella de Orleans no tuvo elección para guiar a su pueblo. “Me resultaba menos difícil rebelarme que someterme”, refiere a propósito del galardón, en entrevista gracias al generoso apoyo de la catedrática Viorica Pâtea, especialista y traductora al español de Blandiana junto a Natalia Carbajosa, y de la embajada de Rumania en México, en especial de Ionuț Vâlcu.

La poeta, narradora, ensayista y activista política habla en exclusiva con Laberinto desde una parada en Polonia, adonde acudió al estreno del documental en su honor Ana Blandiana. Între tăcere și păcat (Ana Blandiana. Entre el silencio y el pecado), de la cineasta Diana Nicolae, en el Festival Internacional de Cine de Cracovia, días después de recibir la noticia del premio literario.

Eterna candidata al Nobel de Literatura, Blandiana (Timișoara, 1942) fue postulada al Princesa de Asturias por la Universidad de Salamanca, que el 2 de julio de 2021, en plena pandemia de covid-19, le otorgó el título de doctora honoris causa, recibido con un cubrebocas forzoso, algo irónico para alguien que no ha callado nunca desde que vio de niña el sufrimiento de los otros que ha nutrido su poesía. Recibirá el galardón el 25 de octubre, en el teatro Campoamor de la ciudad asturiana.

Blandiana ha visitado dos veces México. La primera vez, en noviembre de 1996, en representación del PEN Club Rumano en el 63 Congreso del PEN Club Internacional; volvió casi dos décadas después, en noviembre de 2017, a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. “La primera vez que estuve en México fue en 1996, en el Congreso Internacional del PEN, donde había cientos de escritores de decenas de lenguas y nacionalidades enfrentándose entre sí por ideas exaltadas e intereses irrisorios. Cuando volví años más tarde a la FIL fue maravilloso, porque lo importante no eran los escritores, sino los libros”, refiere la autora de Proyectos de pasado (Periférica).

¿Qué definió su vocación como poeta y activista por la libertad? ¿La dictadura en Rumania la impulsó a convertirse en poeta o la poesía la empujó éticamente a combatir la dictadura?

Empecé a escribir poesía antes de saber leer o escribir, antes de que la gente de mi entorno supiera lo que era una dictadura. El vínculo entre este mundo y la poesía fue el sufrimiento que descubrí a mi alrededor, que alimentó y dio forma a mi poesía.

Tomó su seudónimo de una balada rumana. El personaje de esa canción se sacrifica (como escribe en el poema “Balada” en La arquitectura de las olas, 1990). ¿Su poesía y activismo fueron un sacrificio por su pueblo? ¿Sacrificó incluso su nombre? ¿O para quién fue ese sacrificio?

La poesía nace del sacrificio de pagar el misterio más allá de las palabras con días y años de vida. De eso trata “Balada”: de lo que hay que pagar para poder hablar en nombre de todos y llegar así a ser verdaderamente uno mismo.

BALADA [1]
No tengo otra Ana,
Me emparedo a mí misma,
Pero quién sabe si basta;
El muro no se derriba por sí solo,
Sino empujado por el capricho
De una sonámbula excavadora
Que avanza a la deriva en una pesadilla.
Y otra vez construyo
Como si construyera una ola,
El segundo día, otra vez,
El tercer día, otra vez,
El cuarto día, otra vez,
Un monasterio eternamente líquido
Destinado a derrumbarse en la orilla;
Y lo construyo de nuevo,
Oh, cal
Y ladrillo,
Una criatura sin mancha,
Una criatura
Como armazón
Del sueño infame:
No tengo otra Ana,
Incluso a mí misma
Me tengo
Cada vez menos.

¿Dónde quedó entonces Otilia Valeria Coman desde que Ana Blandiana nació?

Es un nombre que para mí solo existe en mi pasaporte.

Al aceptar el Princesa de Asturias, dijo: “¿Qué tal si para mí la poesía es realmente el camino hacia la polis, un camino para quedarme, para acompañar el sufrimiento de los otros?”¿Qué implica para usted “acompañar el sufrimiento de los otros”? ¿Qué hay de su propio sufrimiento como poeta y como persona?

El vínculo entre el sufrimiento colectivo y los poetas es un privilegio de los pueblos desgraciados a los que se concede así la recompensa del arte capaz de expresarlos. Los pueblos felices no tienen poetas, los poetas felices no conocen a sus pueblos. De hecho, es difícil decir si en su desdicha el poeta adopta el sufrimiento de los demás o si los demás comprenden el sufrimiento porque han leído al poeta. En la historia solo queda la simbiosis, el poder de compromiso.

El crítico Alex Ștefănescu la llamó una “Juana de Arco” de Rumania. ¿Cómo asume esta personificación?

Es una comparación acertada, pero solo en la medida en que Juana de Arco no tuvo elección. Nunca me he considerado una heroína, simplemente me resultaba menos difícil rebelarme que someterme.

En un cuento de su libro Las cuatro estaciones, la narradora se queja de su falta de memoria. ¿Cuál es el rol de un poeta, o de un intelectual, en la memoria colectiva?

El poeta, el escritor, el artista es el guardián de la memoria colectiva. En la mitología, Mnemosyne, la Memoria, es la madre de todas las musas. Y yo siempre me he sentido insatisfecha con mi capacidad de recordar, con la imperfección de mi memoria, porque recordar significa mantener en vida, arrebatar la vida a la muerte.

En 1968 usted fue invitada como poeta a París. ¿Por qué decidió no quedarse en Francia, ir al exilio como hicieron muchos artistas del bloque comunista? ¿Por qué escogió el exilio interior en Rumania?

Porque el problema no era la dificultad de marcharse, sino la imposibilidad de regresar. Necesitaba menos valor para enfrentarme a la represión que el que habría necesitado para cortar definitivamente el vínculo que me unía a los de mi pueblo.

Sus libros de relatos me hicieron pensar en una autora diferente a la de su poesía. Su poesía me parece más directa, más transparente, el misterio es la realidad, no el poema. En cambio, en sus cuentos todo está fuera de la realidad, es fantástico, no obstante, es la realidad. ¿Cómo pueden coexistir ambos mundos en una sola Ana Blandiana?

No me parece que haya dos mundos, sino dos grados de intensidad, dos estados de agregación. La claridad de la poesía es la de la esencia que ha perdido el lastre de los elementos concretos y a menudo son fantásticos por la cantidad de absurdo que contienen.

¿Por qué decidió escribir historias fantásticas? ¿Fue una forma de retar la imposición del realismo socialista o una declaración a favor de la tradición oral y literaria rumana?

Por extraño que parezca, no fue decisión mía. Quería escribir páginas lo más realistas posible, para describir la realidad, para desenmascararla. Sin embargo, casi contra mi voluntad, las cosas empezaron a irisar su contorno y a adquirir significados diferentes, y las conclusiones van-alcanzan más allá de la historia.

¿Qué dio su prosa a su poesía y qué dio su poesía a su prosa?

La prosa ha liberado a la poesía de la obligación de describir la realidad, y la poesía ha prestado a la descripción realista de la prosa el aura de los significados inexpresables.

En su poema “Medida” escribió que lo Peor y lo Mejor no existen, que son fantasmas como el Bien y el Mal. ¿Dónde queda entonces la ética?

El poema al que se refiere habla de la disolución de los criterios morales y del hecho de que con la secularización, el progresismo y el cuestionamiento de los valores tradicionales, la definición del bien y del mal pierde firmeza y se vuelve dudosa.

Medida [2]
Lo mejor y lo peor
No existen.
Son solo fantasmas,
Sueños sin medida
Del bien y del mal,
Promesas
Destinadas a postergar el momento
Espantoso
En el que podríamos descubrir
Que ni el bien ni el mal
Existen,
Y que son solo fantasmas,
Sueños sin medida
De unos adjetivos
Insignificantes
Y ambiguos.

¿Al artista debe definirlo la ética o la estética?

La estética, pero si esta carece de un suelo nutrido por grandes problemas éticos, o si adolece de la falta de ellos, deja de dar frutos.

Los ángeles aparecen en su poesía. ¿Por qué son importantes para usted?

Son herramientas para expresar lo inexpresable.

Hace 60 años, cuando publicó su libro Primera persona del plural, ¿soñaba con un mundo como el actual?

No. Evidentemente, mi imaginación y mi esperanza se han visto superadas en el buen y en el mal sentido. No habría sido capaz de imaginar un mundo sin fronteras y no podría haber imaginado una tercera guerra mundial amenazando de nuevo con estallar en Europa.

Se quedó en Rumania después de la caída de Ceauşescu y del bloque comunista. Acompañó a su pueblo en la reconstrucción democrática. ¿Por qué no tomó la decisión de acompañar la democracia como política o incluso presidenta de su país, como lo hizo Vaclav Havel en Checoslovaquia y en la República Checa?

Me negué a presentarme a las elecciones presidenciales porque siempre he pensado que mi función es conmover y emocionar a la gente, no dirigirla. Y probablemente no tenía suficiente espíritu de sacrificio como para dejar que mi nombre cayera en el mundo del compromiso político, aunque más allá de él hubiera esperanza.

¿Cambió su concepto de la libertad y de la democracia cuando Rumania vivía en una dictadura a como se vivió después de 1989 y en la actualidad?

Hasta cierto punto, sí. He descubierto que el camino hacia la libertad y el sueño-esperanza de libertad son más importantes que la realidad de la libertad; he descubierto que la libertad es una luz que se ve mejor en la oscuridad. La libertad por la que luchamos y que inventamos a pesar de los peligros fue infinitamente más creativa, más brillante que la perezosa libertad de la sociedad de consumo. Rumania es un país ordinario de la Unión Europea donde hay libertad y democracia, pero no existe un Estado de derecho plenamente realizado y funcional. Como en los demás antiguos países comunistas, los residuos de 50 años de falta de libertad frenan los movimientos y bloquean los mecanismos.

En pleno siglo XXI otra vez hay guerras en Europa y África y un genocidio en Medio Oriente. ¿Fue una ilusión haber dejado esas amenazas en el siglo XX?

Sí, parece que el Bien siempre resulta ser una ilusión, pero una ilusión siempre salvadora, sin la cual el Mal nos habría borrado de la faz de la Tierra hace mucho tiempo. Resulta extraño, sin embargo, en el caso de las dos guerras actuales, lo poderoso y catastrófico que resulta ser el papel de las personalidades negativas en la historia. La solución parecería curiosamente sencilla: solo hay que tener cuidado de no dar a nadie demasiado poder. Una conclusión que ya se ha descubierto demasiado tarde muchas veces.

¿Cuáles diría que son las principales amenazas para la humanidad en estos momentos y para las futuras generaciones?

El hecho de que haya demasiados hombres en la Tierra, y el hecho de que los robots pronto serán superiores a los humanos.

¿A qué se opone en el siglo XXI la activista, la opositora Ana Blandiana?

A la deshumanización.

Antes del siglo XX lo más parecido a las dictaduras fueron las monarquías. ¿Cómo han podido sobrevivir en un mundo supuestamente democrático?

Todos creíamos en nuestra infancia, cuando éramos felices, en la irrealidad de los cuentos de hadas, y a todos nos ha costado llegar a ser adultos y realistas.


1 La arquitectura de las olas, traducción de Viorica Pâtea y Natalia Carbajosa, Galaxia Gutenberg, 1990.

2 Op. cit.

AQ

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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