La sobreexplotación de los mantos acuíferos, la escasez de lluvias en el norte del país y el pronóstico de sequía en este 2021, han agravado los problemas de desabasto de agua potable y la presencia de arsénico en los pozos del municipio de Francisco I. Madero, al igual que en el resto de los municipios de la Comarca Lagunera, tanto de Coahuila como de Durango.
En los últimos años en el municipio de Francisco I. Madero, el desabasto de agua ha sido una constante, ya no sólo en la temporada de verano cuando las temperaturas se incrementan hasta en más de 40 grados centígrados, sino en la época invernal.
Actualmente se cuenta con seis pozos de agua potable, el último que fue perforado el año pasado debido a los problemas de desabasto que se presentan en la zona urbana y del que habitantes aseguraron se tenía la esperanza de que vendría a dar solución a esta situación.
La sobreexplotación de los mantos acuíferos y las profundidades a las que se perforan los pozos, se registran grandes concentraciones de arsénico, lo que ha generado problema en la salud de los habitantes.
Los problemas de salud relacionados con el arsénico en la región, datan de 1960 fecha en la que se detectaron los primeros casos de melanosis, queratosis y cáncer de piel. Las concentraciones más altas de arsénico se han encontrado en las áreas de San Pedro, Tlahualilo y Francisco I. Madero, que fueron los primeros municipios en donde se hicieron los estudios.
Estudio de 1986
Luis Araujo Longoria, médico y estudioso en el tema del agua, señala que fue en 1986 que se estudiaron 11 mil 230 personas en 8 ejidos de Madero, 8 de San Pedro y 3 de Tlahualilo, en ese momento correspondiente al 40.2 por ciento de la población y quienes habían vivido más de 5 años sin salir de la comunidad.
“En ese estudio se encontraron pozos con cifras muy altas de 200 hasta más de 500 partes por millón, en donde lo permisible en ese entonces eran 50 y que ahora son 25 y a nivel internacional son 10”.
De la totalidad de personas que fueron estudiadas, el 42 por ciento resultó con lesiones en la tercera y cuarta etapa del arsénico, pues señala que en la primera etapa existen padecimientos que pueden confundirse con otro tipo, como lo son diarrea, dolor de cabeza, entre otros.
En la segunda y tercera etapa, señala, se detectaron casos de hiperqueratosis palmo plantares, confluentes o lo que se denomina la enfermedad de Bowen que es la forma más temprana de cáncer escamocelular.
Este tipo no se propaga a tejidos cercanos porque aún se encuentra en la capa externa de la piel. Entre las poblaciones en donde se realizó la investigación, se encuentran las comunidades Santa Ana del Pilar, del municipio de Matamoros, Lequeitio y Finisterre, municipio de Francisco I. Madero, en este último en el que los estudios se iniciaron desde 1963.
En 1986 nuevamente se realizó otro estudio, mismo que fue presentado al Presidente Carlos Salinas de Gortari, quien ordenó la perforación de 12 pozos que se interconectan para llevar el agua en bloque a Caballo Blanco, de donde se trasladó el agua a Madero y San Pedro.
La perforación de estos pozos, dijo, vino a resolver el problema y a reducir de altas concentraciones de arsénico en el agua, sin embargo, asegura que no fue la solución para todos, debido a que no en todas las comunidades llegó el agua entubada, por lo que siguieron tomando agua de las norias contaminadas.
“En aquel entonces el problema fue detectado en Tlahualilo, Madero y San Pedro, posteriormente viene la contaminación de Matamoros, luego de Torreón Gómez Palacio y Lerdo, aunque en menor cantidad en Gómez y Lerdo, entre 2003 y 2004”.
Araujo Longoria, manifestó que desde 1990 la Comisión Nacional del Agua tiene conocimiento a través de un estudio que le mandó hacer al Instituto Mexicanos y Tecnología del Agua, en el que se le informa que dada la sobreexplotación de los mantos acuíferos, que en aquel entonces era de 2 mil 224 pozos, la evolución del nivel estático en el acuífero, mostraba el abatimiento total para un periodo de 45 años.
En dicho estudio, manifiesta, se le indicó a la Conagua que no existía un volumen disponible para nuevas concesiones, sin embargo de esa fecha en la que se tenían contabilizados más de 2 mil pozos a tiempos actuales y conforme a datos de la propios dependencia federal presentados en el municipio de Lerdo, se informó que existen 4 mil 400 pozos, entre oficiales, clandestinos y clonados.
La mayor parte del agua que se extrae de los acuíferos es para la agricultura, en este caso para el sector lechero y en menor proporción para el abastecimiento público urbano, industrial y doméstico.
“Desafortunadamente y a pesar de que había un veda para no permitir ni un pozo más desde 1990, se siguen perforando, ese es el problema y no se dice quienes son los causantes”.
Finisterre… el fin de la tierra
Comunidades como Finisterre han presentado el problema de escasez de agua ante el abatimiento de los pozos desde hace ya varias décadas, lo que ha obligado a los pobladores a buscar alternativas para abastecerse del vital líquido.
El agua de la única noria que tiene la comunidad presenta una gran concentración de arsénico, pero al no tener más alternativas, la utilizan para realizar sus actividades domésticas, lo que ha generado que los pobladores presenten serios problemas de salud a causa del hidroarsenicismo.
Enrique del Río Hernández a sus 65 años de edad, manifiesta que ha empezado a presentar problemas en la piel a causa del arsénico que se encuentra en la noria de la que desde hace más de 50 años se abastece.
“Tengo problemas en la piel y hay mucha gente que ya se ha muerto porque le empiezan a salir granos en sus manos, en su cuerpo o se empiezan hacer barrigoncitos y van para morirse”.
A la fecha, señalan que las autoridades no han atendido el problema real que tienen en Finisterre, pues aún y cuando tienen la noria, el agua está contaminada, pero al no haber más, tienen que hacer uso de ella, ya que en el poblado sólo la calle principal cuenta con la red de servicio de agua potable, pero no sale ni una gota.
“El agua no es de calidad, está al cien por ciento de arsénico, por eso se abandonó, era potable nomás que ya se empezó a ver las posibilidades de que nos trajeran la red de agua, porque la red no abastece, nada más en la calle principal”.
El agua de la noria, es utilizada para el riego de sus cultivos, así como para la alimentación de sus animales y las actividades domésticas, mientras que el agua para el consumo la compran en galones, aunque esto para muchos de ellos representa un gasto, pues en el caso de las familias grandes tiene que comprar a la semana un promedio de 8 botellones.
“Si no fuera por esta noria ya nos hubiéramos ido todos de Finisterre, porque es la que nos está deteniendo aquí”.
Aseguran que un gran número de habitantes, niños y adultos presentan problemas de salud relacionados con el consumo de agua con arsénico. “Hay niños y personas grandes, el arsénico no respeta edades”.
CALE