La carga de la deuda federal de Estados Unidos se prepara para superar en los próximos años el pico que se alcanzó después de la Segunda Guerra Mundial, advirtió el regulador fiscal del Congreso, lo que pone de relieve la creciente preocupación por las finanzas públicas del país.
La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por su sigla en inglés) anunció que la relación entre la deuda y el producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos alcanzará 107 por ciento durante el año fiscal de 2029, superando el pico de la década que se alcanzó en 1940, y seguirá aumentando hasta 156 por ciento para 2055.
Las proyecciones se producen pocos días después de que Moody’s lanzó una advertencia sobre la sostenibilidad de la posición fiscal de Estados Unidos. La agencia de calificación señaló que los aranceles comerciales del presidente Donald Trump pueden comprometer los intentos de controlar su elevado déficit federal mediante el aumento de las tasas de interés.
“El aumento de la deuda desacelerará el crecimiento económico de Estados Unidos, aumentará los pagos de intereses a los tenedores extranjeros de deuda estadunidense y planteará riesgos significativos para las perspectivas fiscales y económicas; además puede limitar las decisiones políticas de los legisladores”, señaló la CBO.
A pesar de la magnitud del aumento de la carga de la deuda, se pronostica que el ritmo de expansión sea menos drástico ahora que el que se anticipaba hace un año debido a las previsiones de la CBO de tasas de interés más bajas, menor gasto en Medicare y mayores ingresos.
El gobierno de Donald Trump se comprometió a encontrar el margen fiscal necesario para cumplir su promesa de campaña de implementar recortes fiscales sustanciales tanto para empresas como para hogares.
El presidente Trump le encomendó al empresario multimillonario del sector de tecnología Elon Musk (dueño de la armadora de autos eléctricos Tesla y la red social X, entre otras empresas) la tarea de conseguir 2 billones de dólares en recortes al gasto federal para mediados del próximo año, mientras el presidente busca renovar los recortes fiscales implementados en 2017, durante su primera administración.
El mandatario republicano también planteó la posibilidad de reducir el impuesto corporativo sobre la actividad nacional de 21 a 15 por ciento.
Los cálculos de la oficina gubernamental no consideran el impacto de que los recortes de impuestos de Trump se vuelvan permanentes, una medida que, según explicó el regulador fiscal la semana pasada, añadirá 47 puntos porcentuales a la relación entre la deuda y el PIB de Estados Unidos para 2054.
La administración de Donald Trump cree que los ingresos que provengan de la imposición de aranceles de gran alcance contra sus socios comerciales pueden compensar la disminución de los ingresos por impuestos sobre la renta y corporativos.
Sin embargo, economistas del Peterson Institute, un grupo de reflexión de Washington, cuestionan la afirmación de que los gravámenes al intercambio comercial serán suficientes para compensar la posible pérdida de billones de dólares en ingresos por el pago de impuestos sobre la renta.
El gobierno federal de Estados Unidos registra déficits presupuestarios sustanciales cada año desde la emergencia sanitaria derivada de la pandemia de covid-19, con gastos que superaron los ingresos en 6.4 por ciento del producto interno bruto el año pasado.
La CBO indicó que es probable que los déficits se mantengan elevados, llegando a 7.3 por ciento para 2055, ligeramente por debajo de lo previsto en marzo de 2024.
Los cálculos asumen que el crecimiento a largo plazo de Estados Unidos será ligeramente inferior al que se anticipaba hace un año.
La Oficina de Presupuesto del Congreso de EU cree que el menor crecimiento se debe en gran medida a una menor inmigración, y se prevé que la población estadunidense comience a disminuir en 2033.