El golpe cero es una enfermedad apócrifa que se da en épocas de hiperinflación extrema. Las víctimas, que se enfrentan a precios inmanejables, pierden el control de las cifras y se ven obligadas a escribir cadenas de ceros al final de cada número. Esta enfermedad, de la que se tuvo noticia por primera vez en Alemania en la década de 1920, volvió a aparecer en Silicon Valley.
Compañías como Apple, Alphabet y Meta Platforms lanzan sumas de 11 y 12 dígitos de tal manera, que las cantidades empiezan a perder su poder para impresionar. El fabricante de iPhones anunció esta semana que invertirá 500 mil millones de dólares (mdd) en Estados Unidos (EU) en los próximos cuatro años. OpenAI, respaldada por Microsoft, prometió la misma cantidad para su proyecto de centro de datos Stargate, también en cuatro años.
En parte, se trata de seguir el ritmo de los demás. En el resto del sector de tecnología Amazon, Meta Platforms, Alphabet y Microsoft están invirtiendo en conjunto 320 mil mdd en gastos de capital en su actual año fiscal, cerca de 40 por ciento más que en los 12 meses anteriores, principalmente en iniciativas de inteligencia artificial (IA). Hace una década solo se desembolsaron 23 mil mdd.
Sin embargo, ¿Qué son unos cuantos cientos de miles de millones en un mundo que cada vez se mide más en billones? Hace cinco años había dos empresas con capitalizaciones de mercado superiores a un billón de dólares.
En la actualidad, hay 10. Elon Musk sugiere casualmente que su fabricante de automóviles Tesla podría alcanzar los 10 billones de dólares. El gestor de fondos James Anderson, uno de los primeros patrocinadores de Tesla, cree que el fabricante de chips Nvidia podría valer 50 billones de dólares en una década, lo que implica un crecimiento anual del precio de las acciones de más de 30 por ciento hasta entonces.
En muchos casos, los grandes números son más tamaño que sustancia. Los llamados hiperescaladores —como Alphabet y Meta— están construyendo centros de datos, pero los detalles que ofrecen sobre sus rendimientos financieros esperados son escasos. La promesa de Apple decepciona en otro sentido: los 500 mil mdd no son una inversión nueva, sino una estimación de todo lo que gastará en EU en los próximos cuatro años, desde salarios hasta impuestos.
No hace falta decir que, en parte, se trata de un llamado al presidente de EU por parte de una compañía multinacional de fabricación que corre un serio riesgo por los aranceles. Durante la primera administración de Donald Trump, el CEO de Apple, Tim Cook, se comprometió a contribuir con 350 mdd a la economía estadounidense. Los analistas del Bank of America estiman que solo la mitad fue “gasto directo”, es decir, investigación, desarrollo y gastos de capital.
En cuanto a los hiperescaladores, se lanzan con todo por un mercado de IA que todavía está en pañales. Por eso, su caso de ataque de ceros financiero es más preocupante. Las acciones de Alphabet, Amazon y Microsoft disminuyeron aproximadamente 10 por ciento en el último mes; las de Apple subieron la misma cantidad. La gran cifra de Tim Cook es del tipo que los inversionistas pueden darse el lujo de ignorar, alegremente.
GSC