Axis Mundi

Jalisco /

El mítico eje o centro del mundo durante siglos fue investigación de astrónomos y teólogos, especulación de magos y búsqueda de aventureros sin destino. 

Axis es símbolo y utopía de un punto de partida para el todo infinito y un sitio para el regreso que promete dar sentido a este viaje. 

Las religiones le dan materialidad con sus templos, las columnas que soportan las catedrales y lanzan las cúpulas al cielo, señalan el sitio en el que la mirada de los dioses debería bajar a esta tierra de penas mortales.

Las aristas góticas, las puntas de las pagodas, la arquitectura es en el señalamiento de la geografía metafísica. 

El Universo incontenible y sin inicio físico o cronológico pide un Axis para consolar su insondable orfandad, nos arraiga y sin arraigo se expande para dar amparo a la negrura de lo que ignoramos. 

¿En dónde buscamos ese centro? Las mandalas tienen un centro y ellas, a su vez, son el Universo, un lugar que contiene la belleza del orden, “la cuadratura del círculo”, dice Jung en su estudio sobre la simbología de las mandalas, que “son capaces de contener miles de sueños”. 

Imagino los sueños olvidados, los que aun debo tener y todos contagiados de su atmósfera, concatenados en sus imágenes, se ordenan para salir al espacio interminable de mi mente.

El Axis Mundi está en nosotros y es misión buscarlo con resolución y sed de autoconocimiento, “Cuando el espíritu duda, el menor impulso lo impele hacia un lado o hacia el otro” cita Montaigne a Terencio. 

La duda nos desorienta de nuestro Axis Mundi. 

Ese centro al que debemos alcanzar, ese lugar mítico está dentro de nosotros mismos y cada uno posee un Axis que le dará el eje la existencia.

La duda al mover esa balanza nos lleva a otro lugar en el que no estamos nosotros, es en donde están los “otros”. 

Esos que opinan y miran la existencia como una tribuna de la necedad y la estulticia. Nuestro Axis, nuestro centro vital es refugio y destino, es la voz que nos guía y a la que debemos guiar. 

En la antigüedad pensaban que es el sitio en donde se une el cielo y la tierra, lo místico y lo mundano. 

Si llevamos dentro nuestro Axis Mundi, aprendemos que el misticismo no es exclusivo de una secta o una religión, es un estado de comunicación entre nuestro espíritu, como lo celeste, y lo mundano, como nuestra realidad.

Ese centro despierta a nuestro ser, como el gigante Atlas, lo sostiene, lleva su peso, y le permite manifestarse, aligerarse hasta volverse ingrávido. Es el estado de contemplación. 

En el instante en que estamos en soledad, que miramos una escultura, un dibujo, escuchamos las hermosas Partitas para piano de Bach, en ese instante de pureza y entrega está ubicado el Axis Mundi. 

En las mandalas que Jung analiza, la belleza es el eje que reúne a la geometría con la armonía espiritual.

Dejar de escuchar las estultas frases de la gente, los juicios vanos de las redes, el insano “contenido” que carece de contenido e iniciar la expedición hacia nuestro propio ser. 

El Axis Mundi nos dará la estabilidad para no ser derribados.

  • Avelina Lésper
  • Es crítica de arte. Su canal de YouTube es Avelina Lésper
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