Votar por la justicia

Ciudad de México /

Lamentablemente por experiencia o por ignorancia, nuestro poder judicial no está muy bien evaluado en nuestro país. A diferencia del poder ejecutivo, del legislativo, el poder judicial no es una entidad muy reconocida.

Solo 4 de cada 10 ciudadanos saben que hay una división de poderes. Y el porcentaje de quienes reconocen al poder judicial es mucho menor, comparado con los otros dos poderes de la unión. Menos de la mitad del país sabe que los poderes de la república son tres, o los pueden nombrar. Por ello no entienden la importancia de la elección.

Una forma de saber los niveles de participación en cualquier elección es conocer los niveles de conocimiento del día de la votación. Por ello sabemos que la participación de esta elección será muy baja. El poder judicial hasta hace poco tiempo en este país no era un actor relevante.

Además, para aquellos ciudadanos que tienen algún contacto con el poder judicial saben de su corrupción o sus prejuicios. Para aquellos que han tenido alguna experiencia con los juzgados, su opinión es más negativa que el promedio de la población. Muchos de los que han estado expuestos al sistema judicial saben de su corrupción. Jueces que cobran favores, en especie o monetaria. Así lo han mostrado estudios cualitativos.

La historia es interminable entre aquellos que han estado expuestos al poder judicial. Jueces con prejuicios, que resuelven sus temas personales sin supervisión. Jueces que piden dinero a través de abogados, jueces que piden favores, jueces que piden prebendas.

Es difícil defender al poder judicial. La nueva forma de seleccionarlos es una esperanza, pero ello no implica que se vaya a resolver el problema. Es cierto que hay jueces que quisieran hacer carrera, que intentan hacer bien su trabajo, pero se ven opacados por los otros jueces que hacen negocios.

Por ello es comprensible que la mayor parte de la población sea optimista respecto a la reforma judicial. Más de la mitad de la población la ve con optimismo esta reforma.

Los niveles de conocimiento de los candidatos que van a la suprema corte son muy bajos. Sin embargo, ello no implica que no se les vaya a votar. Al final, la reforma judicial es una esperanza y más allá de los niveles de participación, será un cambio para el país.

  • Francisco Abundis
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