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La fábula del iPhone

Ciudad de México /

Tim Cook, el sucesor de Steve Jobs, es un empresario muy avispado que, para abatir los costos de producción de los artefactos de Apple, instaló sus fábricas en China. El éxito fue rotundo, Apple, según información de The New York Times, vale alrededor de 8 por ciento del mercado de acuerdo con el índice Standard & Poors 500. 

Donald Trump lo reconvino, durante su primera Presidencia, por llevarse las fábricas fuera de Estados Unidos y Cook, que donó dinero para su campaña, le prometió que iba a irlas regresando paulatinamente al país. Pero no regresó nada, ¿para qué?, ¿para pagar empleados más caros? El que sí regresó, para su desgracia, fue Donald Trump, que desde aquellos tiempos se ha sentido engañado por Cook. Seguramente algo habrá de ese desengaño en los aranceles locos que le ha impuesto a China. 

Noventa por ciento de la producción de los artefactos de Apple, comenzando por el célebre iPhone, se fabrica en China porque, nada nuevo, sus fábricas aprovechan la mano de obra muy barata y muy masiva de aquel país. La plantilla laboral es de 300 millones de obreros y crece, según la temporada, hasta los 500 millones; con ese desmesurado ejército de trabajadores producen un millón de iPhones al día. 

Si Tim Cook quisiera regresar ahora sus fábricas a Estados Unidos necesitaría que cada ciudadano de ese país, incluidos los viejos y los niños, trabajaran para él. Si absolutamente todos los mexicanos, de todas las edades y condiciones, nos pusiéramos a trabajar en las fábricas de Apple, cubriríamos apenas la cuarta parte de los puestos de trabajo. A esta imposibilidad, digamos, poblacional, hay que añadir el entramado chino de materiales, de hardware y de software del que depende Apple. 

Fabricar hoy el iPhone en Estados Unidos es inviable; cada aparato costaría alrededor de 3 mil 500 dólares.  

Después de varios lustros enriqueciéndose gracias a la mano de obra barata, parece que la ganga se termina y la fortuna de Cook se revierte. No siempre sucede así pero, a veces, la fábula se cuenta sola: la avaricia rompe el saco.


Tim Cook hizo enojar a Donald Trump. Shutterstock

  • Jordi Soler
  • Es escritor y poeta mexicano (16 de diciembre de 1963), fue productor y locutor de radio a finales del siglo XX; Vive en la ciudad de Barcelona desde 2003. Es autor de libros como Los rojos de ultramar, Usos rudimentarios de la selva y Los hijos del volcán. Publica los lunes su columna Melancolía de la Resistencia.
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