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Vuelta a la derecha

Ciudad de México /
Los mandatarios de EU y Argentina se reencontraron en los actos de la CPAC de Maryland. AFP
Los mandatarios de EU y Argentina se reencontraron en los actos de la CPAC de Maryland. AFP

Ya nadie lo recuerda, pero en octubre de 2022 se reunieron en Madrid varios empresarios, académicos y políticos en el aniversario veinte de la Fundación Internacional para la Libertad, creada por Mario Vargas Llosa. En esa ocasión estuvieron entre los oradores los expresidentes mexicanos Ernesto Zedillo y Felipe Calderón. El Centro Ricardo B. Salinas Pliego fue uno de los patrocinadores.

El ánimo general de la reunión fue derrotista. Roberto Salinas León, primo de Ricardo Salinas Pliego, se lamentó de “los populismos iliberales” que para entonces habían tomado el poder en Latinoamérica. Para él, gobiernos como el de Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Boric habían comprado el voto popular a base de desinformaciones y posverdades, “ilusionando a la juventud” y aprovechando, según su percepción, la ignorancia de la gente y sus sentimientos de intolerancia y rencor.

En la concepción conservadora, el triunfo de las izquierdas latinoamericanas se debe a una reacción emocional de decepción y resentimiento, jamás a una elección racional basada en demandas legítimas y principios. Ernesto Zedillo y Felipe Calderón vaticinaron en esa reunión, como es su costumbre, la “muerte de la democracia” en México, pues en ese momento estaba en puerta la primera votación de la Reforma Electoral (esa que nunca se llamó “Plan A” pero que se puede identificar así retrospectivamente).

El discurso que más claramente recogió el ánimo de aquel encuentro fue el de Lorenzo Bernaldo de Quirós, académico del Cato Institute, que lamentaba: “Tenemos la menor influencia en la agenda pública de la que hemos tenido en los últimos 50 años y no parece que nuestro discurso forme parte de… las alternativas a los movimientos populistas”. Una confesión sin duda franca en un año en el que se estrenaban los gobiernos izquierdistas de Chile y Colombia, se avecinaba el triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y se consolidaba el gobierno de López Obrador en México. Hace apenas dos años y medio, el horizonte para las derechas se vislumbraba

más sombrío que nunca.

Ese mismo año, unas semanas después, tuvo lugar en México la Conferencia de Acción Política Conservadora, que, desde 1974 congrega a los líderes más conspicuos de la derecha internacional, y especialmente de Estados Unidos. El anfitrión, Eduardo Verástegui, propuso la creación de un nuevo partido de ultraderecha, pues el PAN, al que aludió como “la derecha timorata” no representaba su ideología ni sus aspiraciones.

Sin afán de establecer una línea causal, sino una relación meramente temporal, vale la pena recordar que, un año después de esa reunión, Javier Milei, participante asiduo de la conferencia, ganaría la presidencia de Argentina, y dos años después, Donald Trump sería el presidente electo de los Estados Unidos. Este año se reencontraron en la más reciente versión de CPAC, en Maryland, ya como presidentes de sus respectivos países.

La CPAC 2025 fue quizá la más vigorosa de los últimos años. No se escatimó en consignas extremistas (“Armas, Dios y Trump”), discursos supremacistas, arengas anticomunistas y “anti-woke”, ni en saludos nazis. Considerando que se trata de un evento mediático, la estridencia era de esperarse. Pero la algarabía de las ultraderechas, apenas dos años y medio después de que en Madrid su ala iberoamericana se reuniera en ánimo de funeral es, por lo menos, preocupante.

Es indispensable analizar cuidadosamente, sin analogías facilonas, los elementos que convierten a la ultraderecha en una alternativa política atractiva para las bases trabajadoras y los jóvenes. En parte, la permanencia de los gobiernos de izquierda latinoamericanos depende de qué tan bien entendamos las bases sociales de la derecha y las condiciones que facilitan su retorno. _


  • Violeta Vázquez-Rojas
  • Lingüista egresada de la ENAH, con doctorado por la Universidad de Nueva York. Profesora-Investigadora, columnista y analista, con interés en las lenguas de México, las ideologías, los discursos y la política.
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