La Organización Panamericana de la Salud (OPS) confió que, durante la próxima reunión de líderes, que se llevará a cabo del 18 al 28 de marzo, se alcance un consenso sobre la redacción del nuevo tratado pandémico con el que se pretende evitar que los países ricos y con mayor desarrollo acaparen insumos, tratamientos, pruebas diagnósticas, equipos y vacunas, como sucedió con la emergencia sanitaria por covid-19.
En 2021, los países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acordaron impulsar “un nuevo tratado internacional para la preparación y respuesta ante una nueva pandemia” y, en aquella ocasión, reconocieron “el catastrófico fracaso de la comunidad internacional” para solidarizarse, en plena crisis sanitaria, con otras naciones más vulnerables, dejando a su paso muertes y el colapso de sus propios sistemas sanitarios.
“En estas dos semanas seguramente se va a llegar a negociaciones fundamentales”, explicó Ciro Ugarte., director del Departamento de Emergencias en salud de la OPS/OMS, ubicada en Washington.
Las razones por las que aún no han llegado a un acuerdo pandémico internacional son diversas, ya que, además, involucra cuestiones de tratados internacionales, de financiamiento, investigación y protección de patentes.
Pero los líderes de más de 194 países mundo, subrayó, no deben de olvidar que la región de las Américas fue de las más afectadas por el SARS-CoV2, debido a esa determinación unilateral de cerrar sus fronteras y de acaparar insumos esenciales bajo el pretexto de proteger, de manera exclusiva, a su propia población.
“La región de las Américas tiene la letalidad más alta, y la mayor cantidad de fallecidos por covid-19”, explicó Ugarte, tras recordar que “muchos de los países que producían medicamentos, suministros, equipos, vacunas” optaron por “priorizar a su población”, a pesar de que aún no tenían transmisión comunitaria.
En plena emergencia sanitaria, añadió, “hubo países que no tuvieron acceso inmediato a suministros, a medicamentos, a pruebas diagnósticas y a equipo de protección personal”. Además, se enfrentaron a medidas radicales como el cierre de fronteras que terminó por “colapsar el sistema de logística global”.
La dependencia de la región de las Américas se evidenció en esta emergencia sanitaria. Solo entre “el tres y 10 por ciento de todo lo que usábamos para enfrentar la pandemia, se producía en la región, es decir, dependemos totalmente del resto del mundo”.
En breve charla con medios de comunicación internacionales, Ugarte recordó que, en la Asamblea General Especial de la OMS, los países decidieron en el 2021 que debían de implementar acciones para que “el mundo esté más seguro frente a nuevas pandemias”.
Se creó un grupo de negociación intergubernamental centrado en recoger y desarrollar propuestas destinadas a promover el acceso equitativo a tratamientos, a equipos y a vacunas, a todas las herramientas necesarias para “contener una emergencia en las primeras fases”.
En caso de presentarse “una emergencia grande”, la labor de todos los países consistirá en responder, de manera conjunta, a los retos que imponga una nueva pandemia. “Esto es lo que la Asamblea Mundial de la Salud decidió” y, por supuesto, con el aval y compromiso de todos los países miembros.
Sin embargo, añadió, ya han pasado dos años y el nuevo tratado pandémico (que debe de estar listo a más tardar el 31 de mayo de 2025), sigue paralizado e incluso ha suscitado una serie de críticas, ya que algunos países consideran que va a vulnerar su soberanía y su propio reglamento interno sanitario.
“Llevan más de dos años discutiendo. Hay cada vez más puntos comunes. No quisiera decir que son puntos medios. Un punto en común, ¿cómo hacemos que el mundo sea más seguro y que la próxima pandemia tenga menos impacto (negativo) en la población de cualquier país? Esto lleva, por ejemplo, a temas como la solidaridad.
“Pero en un acuerdo no se puede obligar a la solidaridad. La solidaridad es eso, solidaridad. Imagínense que se obligue a alguien a ser solidario, no funciona. Entonces son temas de difícil discusión”, aclaró Ugarte.
La OPS confió que el Órgano de Negociación Intergubernamental (INB), establecido en la Asamblea Mundial de la Salud en 2021, logre destrabar las negociaciones y avance en la conformación del nuevo tratado pandémico para luego ser discutido en la próxima Asamblea Mundial de Salud, que se llevará a cabo en Ginebra.
En la preparación y respuesta frente a futuras pandemias, reconoció, se abarca una diversidad de temas que van más allá de garantizar el acceso equitativo a la salud. Abarca cuestiones relacionadas con derechos humanos, con propiedad intelectual, con inversión y convenios internacionales, con política interior y exterior.
Las discusiones abarcan, también, a los gobiernos, a los ministerios de salud, a relaciones exteriores, la industria y diversos sectores sociales.
El problema es que “la mayoría de los países no han involucrado suficientemente a los otros sectores. Hace falta que haya un consenso primero nacional y, luego, se transforme en un consenso global. En ello radica las complicaciones”.
Entre los temas esenciales que debe contener el nuevo tratado pandémico, agregó el funcionario de la OPS, se encuentra la notificación epidemiológica inmediata ante la detección de algún virus, patógeno, potencialmente pandémico. Así como, compartir y transferir nuevas tecnologías de desarrollo para que los países con menos recursos tengan la capacidad de responder de manera efectiva a cualquier emergencia.
La notificación epidemiológica, aclaró, debe asumirse como parte de un trabajo conjunto para combatir una amenaza global. No tratarse como ha sucedido, como un motivo de exclusión, restricción y de cierre de fronteras.
Uno de los cimientos del acuerdo es erradicar acciones, supuestamente proteccionistas, y que derivan en el cierre de aeropuertos, restricciones de tránsito, rompimiento comercial. “Entonces, ¿cuál es la compensación para el país que reporta? (una amenaza global potencial) Por el contrario, hay una repercusión económica y social” muy negativa.
Se trata de dejar en claro que sólo existe una salud, la de los seres vivos, y que esto es lo que debe de movilizar a los sectores, más allá de dónde se radique.
En tanto se logra el nuevo tratado pandémico, detalló, la OPS se ha dado a la tarea de establecer alianzas estratégicas con diversos países para consolidar una reserva de insumos esenciales y desarrollar, por ejemplo, vacunas con la tecnología ARN mensajero que podrían contribuir a combatir una eventual epidemia de dimensiones aún más catastróficas.
“El director general de la OPS (Jarbas Barbosa) decidió que algunos de esos mecanismos se empiecen a implementar en las Américas, inclusive antes de lograr este acuerdo pandémico”, dijo.
También se está fortaleciendo las secuencias genéticas para determinar las características biológicas de un organismo o virus y, con ello, encontrar los tratamientos más efectivos.
Por otra parte, Ugarte informó que todos los países de la región de América Latina entregaron, a finales de febrero, su informe anual sobre sus capacidades para enfrentar emergencia. Datos esenciales que, de manera paralela, también los líderes acordarán las enmiendas que requiere tener el reglamento sanitario internacional.
Un reglamento que fue aprobado desde 2005, entró en vigor en 2007 y se aplicó por primera vez durante la pandemia causada por el virus A/H1N1, que se registró en México en 2009.
“Hay cosas que se necesitan modificar. Se está discutiendo eso. La idea es que mayo haya una propuesta. No está todo resuelto, de hecho, todavía hay muchos puntos que se están discutiendo. Y los que deben de discutir son los propios países. No es el secretariado de la OPS, si fuera de esa manera probablemente el documento ya estaría listo para aprobarse”, indicó.
Se requiere de la participación soberana de todos los países miembros, desde los pequeños hasta los grandes. Todos tienen un voto similar en las decisiones para librar al mundo de potenciales amenazas.
LP