Ven expertos recuperación “dolorosa y lenta” en economías de América Latina

FINANCIAL TIMES

Advertencia. La región corre un riesgo creciente de que al empeorar pobreza y desigualdades se desate una agitación política: economistas; pandemia, limitaciones fiscales y falta de apoyo político, entre los retos.

Ya era el área con menor crecimiento del mundo antes del virus. (Luis Ángel Gonzáles | EFE)
Michael Stott
Editor de América Latina/Londres /

América Latina es la región más golpeada por la pandemia de coronavirus y su economía enfrenta una lenta y dolorosa recuperación, con un riesgo cada vez mayor de que al empeorar la pobreza y la desigualdad se desate una agitación política, advirtieron economistas.

A finales de año la producción de la región aún estará 4.8 por ciento por debajo del nivel prepandemia, el peor desempeño del mundo, según pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Carlos Felipe Jaramillo, director del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, cree que el PIB no va a regresar a los niveles previos al covid hasta al menos 2023. 

“El 2020 fue un año desastroso… y nos preocupa mucho lo que esto significa para la pobreza y la desigualdad”, dijo Jaramillo a Financial Times, y agregó: “2021 debería ser mejor, pero solo será una recuperación muy gradual, no creo que podamos esperar una recuperación rápida en ningún lugar”. 

La lenta recuperación es en gran medida un problema que la misma América Latina creó; la dinámica económica global es favorable, ya que los bancos centrales de las economías avanzadas siguen inyectando enormes volúmenes de estímulo a los mercados financieros y la rápida recuperación de China impulsa los precios de las materias primas. 

Latinoamérica ya era la región con menor crecimiento del mundo antes de la pandemia, y los economistas identifican tres desafíos principales en el siguiente año: la continua propagación del virus, las limitaciones en la cantidad de estímulo fiscal que la región puede permitirse, y la falta de apoyo político a las reformas estructurales que pueden ayudar a impulsar el crecimiento. 

América Latina es el hogar de poco más de 8 por ciento de la población mundial, pero padeció más de una cuarta parte de todas las muertes por coronavirus, a pesar de los confinamientos en países como Perú y Argentina que paralizaron sus economías. 

Sin embargo, hay pocas posibilidades de que las vacunas se despliegue con una rapidez suficiente para ayudar a impulsar el crecimiento este año. Chile es la única nación de la región que hasta el momento aseguró suficientes vacunas para aplicar a toda la población; en la mayoría de los países, solo una pequeña minoría recibirá las vacunas en 2021.

Marcos Casarín, economista jefe para América Latina de Oxford Economics, dijo que algunos gobiernos de la región renunciaron a tratar de contener la propagación del virus, incluso si no están dispuestos a admitirlo en público. Una recuperación económica está en marcha y “el supuesto que hicimos es que la movilidad urbana debe regresar a la normalidad alrededor de septiembre”, señaló.

Pero el mal desempeño económico de América Latina en los últimos años dejó a la región con la relación promedio de deuda pública con el PIB más alta del mundo en desarrollo, lo que limita el margen para un estímulo fiscal, advierten los economistas. 

En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro gastó generosamente el año pasado en ayuda de emergencia para los pobres. Esto impulsó su popularidad, pero elevó el déficit presupuestario del país, lo que alimentó las preocupaciones de los inversionistas respecto a la sostenibilidad de sus finanzas públicas.

Con la deuda que ya supera 90 por ciento del PIB y la deuda total más alta entre cualquier economía emergente fuera de China, Brasil se enfrenta a una decisión desagradable: evitar el estímulo y frenar la recuperación o mantener el gasto y correr el riesgo de una revuelta de los inversionistas. 

Por ahora, Bolsonaro va contra los estímulos —la semana pasada dijo: “el país está quebrado y no hay nada que pueda hacer”—,  pero a medida que se acerque la campaña de reelección 2022, habrá una tentación cada vez mayor de gasto.

El Congreso se mantiene en un punto muerto sobre las reformas estructurales para revisar el código fiscal y controlar el gasto. 

Si se asume que no hay gasto adicional, los analistas esperan que la recuperación de Brasil se encuentre entre las más débiles de AL, con un crecimiento de solo 3.2 por ciento este año tras una caída de 4.9 en 2020, según Citi. 

Sin embargo, “Brasil probablemente se encuentre entre los primeros países que cruce la línea (en recuperación hacia niveles prepandemia) debido a que fue el que menos sufrió”, indicó Casarín. 

En México, la segunda mayor economía de la región, a los inversionistas les preocupa más la parsimonia que el despilfarro. El presidente Andrés Manuel López Obrador se niega a permitir grandes gastos adicionales. Esto condujo a una recesión mucho peor el año pasado, con una caída del PIB de 9 por ciento, pero que dejó al país con un déficit presupuestario menor para financiar.

Sin embargo, es probable que la preferencia de AMLO por la intervención estatal en la economía y la hostilidad que se percibe hacia el sector privado conduzcan a un “empeoramiento gradual del clima empresarial”, advirtió Alejo Czerwonko, director regional de UBS Wealth Management.

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