Cuando detuvieron a El Chapo marcharon por las calles para protestar. Mantendrían apegos por dinero, despensas, ayuda a mujeres, regalos a niños, caminos pavimentados, etcétera.
Cuando lo extraditaron, no faltó quien me dijo que lo lamentaba. Se trató de un fan del capo (y defensor de AMLO) que romantizó historias y jamás se enteró de las atrocidades que cometió Guzmán Loera desde que torturaba, mataba y enterraba cuerpos en Guadalajara, como colaborador del grupo del ex policía Félix Gallardo, El Jefe de Jefes, Ernesto Fonseca, Don Neto, y Caro Quintero.
Me lo comentó la misma persona que creyó todo lo dicho por López Obrador. Y es que, con recursos del Estado y más, si alguien hizo apología efectiva fue Andrés Manuel.
Entre otras, el entonces mandatario mostró su pesar por el encarcelamiento, en Estados Unidos, de Joaquín Guzmán Loera. Además, señaló que no le gustaba que le apodaran El Chapo.
Tampoco le pareció que el “Triángulo Dorado” fuera llamado así. Habló, mejor, de gente trabajadora.
Visitó, hasta el cansancio, Badiraguato, la cuna de todo lo demás.
Quedó en la memoria cuando se acercó a la camioneta de la mamá de El Chapo para saludarla. Lo justificó aludiendo a una adulta mayor.
Algunos no olvidan que en septiembre de 2022 celebró el Grito de Independencia al ritmo telonero del “jefe de jefes”. La multitud en el Zócalo coreó y se entregó.
Y llegamos a 2025 con la gente vitoreando imágenes de capos, pidiendo más narcocorridos y armando desmanes si los artistas se rehúsan a hacerlo. Todo esto, mientras, bajo el amparo de autoridades municipales, estatales y federales, el crimen organizado impone su ley y baña de sangre el territorio.
Mientras se acumulan fosas y se develan lugares donde capturan, entrenan y exterminan juventudes. Mientras madres y padres lloran y luchan por encontrar a sus seres queridos. Mientras políticos niegan desapariciones forzadas. Mientras la corrupción y la impunidad siguen siendo la regla.
Qué bueno que en estos días la presidenta Sheinbaum propuso encuentros con colectivos de buscadoras. Es por ahí.
Una señal en el país de los grandes y, hasta ahora, imparables cárteles.
Aquí entre nos
Ojalá también quede en el pasado la conferencia matutina como un espacio de cobijo a delincuentes, de difusión de mentiras o verdades a medias, de agresión a críticos y de negación de realidades.