Trump y el pueblo sabio

Ciudad de México /

Errante en las sombras —como canta Gardel—, el cartujo recuerda las palabras de un clásico: “El pueblo es sabio, el pueblo sabe muy bien lo que le conviene y lo que no”.¿Todos los pueblos son sabios, o solo el nuestro? La pregunta flota en el aire y ahí permanece, suspendida como la esperanza de los migrantes ante el muro desplegado por la Guardia Nacional en la frontera con Estados Unidos, donde, aceptémoslo, el pueblo sabio de allá le dio un enorme poder al republicano Donald Trump, dejando a los demócratas turulatos y al mundo en vilo.

Trump tiene caminos abiertos para hacer su santa voluntad en varios lugares, pero en su nación algunos resultan, cuando menos ahora, difíciles o imposibles de transitar por un pequeño detalle: la presencia de jueces —no todos, pero sí suficientes— dispuestos a defender la Constitución. Pobres de ellos si vivieran en México, los aguerridos representantes del pueblo sabio de acá ya los hubieran arrojado al abismo de la deshonra y proscrito de los actos republicanos donde los tres Poderes de la Unión

son dos: el Ejecutivo y el Legislativo, aunque quizá sea solo uno de cuya existencia nadie duda —por eso sus devotos, de hinojos, le rezan cada día.

Un ejemplo de allá: el día de su investidura Trump firmó una orden ejecutiva para negar la ciudadanía a los hijos nacidos en EU de padres indocumentados. Fue bloqueada casi de inmediato en tribunales; en el de Seattle, el juez federal John Coughenour, según CNN, al argumentar su decisión expresó: “Cada vez es más evidente que para nuestro presidente, el Estado de derecho no es más que un impedimento para sus objetivos políticos. El Estado de derecho es, según él, algo para navegar alrededor o simplemente ignorar, ya sea para beneficio político o personal”. Y remató: “En este tribunal y bajo mi vigilancia, el Estado de derecho es un faro brillante que tengo la intención de seguir”. Para su fortuna, no tenía enfrente ninguna “ministra del pueblo” para tundirlo con la célebre sentencia del demiurgo de la 4T: “A mí no me venga con que la ley es la ley”. Eso solo sucede acá, para orgullo nuestro.

Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor Esté con ustedes. Amén. 


  • José Luis Martínez S.
  • Periodista y editor. Su libro más reciente es Herejías. Lecturas para tiempos difíciles (Madre Editorial, 2022). Publica su columna “El Santo Oficio” en Milenio todos los sábados.
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