Vestigios arqueológicos a los que se llegue a través de la selva, como ocurre Angkor Wat en Camboya, es la experiencia que los arqueólogos mexicanos desean ofrecer al público que acuda a la Zona Arqueológica de Chichén Itzá.
La idea es ofrecer un lugar inhóspito, localizado hacia el sur a unos 900 metros de El Castillo, la pirámide principal del centro ceremonial maya, en el sitio conocido como Chichén viejo, adelanta a M2, Marco Antonio Santos, director de la Zona Arqueológica de Chichén Itzá.
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“Este nuevo espacio representa una experiencia formidable porque está enclavado en la selva, es una especie de barrio que contiene templos y palacios en cuyas decoraciones evocan escenas, posiblemente del Popol Vuh; es decir, del momento de creación del cosmos. Aquí los sacerdotes oficiaban y hacían rituales relacionados con la fertilidad y con los hechos divinos primigenios”, detalla.
El arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) indica que los trabajos de exploración se detuvieron por la pandemia de covid-19, mismos que se retomarán este año para acondicionar el sitio y abrirlo al público hasta el 2022.
Indica que Chichén Itzá era una ciudad enorme, ya que abarca cerca de 20 kilómetros cuadrados de extensión, y lo que el público puede visitar es menos de 3 por ciento del territorio.
“Para ingresar a este nuevo sitio se tendrá que hacer una reservación, porque solo podrá ser visitado por un número reducido de personas. Queremos que la gente vea lo que es un palacio maya en medio de la flora y la fauna original, pues en todo lo que es la poligonal de protección de la zona, no se permite la cacería ni la tala de árboles. Sorprendentemente ahora con el confinamiento, la selva se ha regenerado, hemos visto como los venados y los jaguares regresaron a Chichén Itzá”, afirma el director de la Zona Arqueológica.
Esto representa un cambio, ya que por mucho tiempo las excavaciones arqueológicas se dedicaban “a pelar la vegetación de los sitios, hasta que los arqueólogos nos dimos cuenta de que era un grave error porque le estábamos quitando la piel que ha protegido a los sitios. Lo que buscamos en este momento es un equilibrio entre la investigación arqueológica y la protección de la selva”.
Desde septiembre con protocolos sanitarios
Chichén Itzá es un polo de desarrollo en todos los sentidos, por un lado contempla el tema patrimonial de primer orden, y por otro lado, el asunto de la derrama económica que se genera en el sureste.
Marco Antonio Santos, director de la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, detalla que luego de la pandemia, el sitio registró una gran afluencia de visitantes: “En 2019 terminamos con cerca de 2.5 millones de visitantes, ya el año pasado, por el covid-19, recibimos alrededor de 950 mil personas, casi un tercio de las visitas del año antepasado”.
Para evitar que Chichén Itzá se vuelva un foco de contagio, se diseñó un protocolo de seguridad sanitaria entre el INAH y el gobierno del estado, para que las personas realicen su visita en términos seguros, para ello se contempla el uso obligatorio del cubrebocas, de gel, la temperatura y la sana distancia.
“Estas medidas sanitarias seguirán hasta que estemos en semáforo verde”, enfatiza.
Sobre el tema el tema del proyecto de los paradores turísticos para ordenar el comercio ambulante, precisa que sigue su curso, solo que ahora de la mano con la iniciativa del Tren maya, con el que se espera lograr una sinergia, pues se contempla que la construcción de la estación de Chichén Itzá.
“Estamos seguros que con el Tren Maya, estos 2.5 millones de visitantes se multiplicarán exponencialmente. Creemos que puede incluir este parador, el cual podría ubicarse fuera la poligonal de protección de la zona arqueológica, para evitar cualquier afectación a los monumentos”.
Y además...
Otros descubrimientosEn 2016 se encontró una pirámide localizada por investigadores de la UNAM con una tomografía de resistividad eléctrica en 3D; es una estructura piramidal de la época Puuc, con una altura de unos ocho metros.
amt